En la colina del Gianicolo se erige una imponente estatua ecuestre de Giuseppe Garibaldi, considerado por algunos como el padre de la patria italiana, aunque su caballo le esté enseñando el trasero al Vaticano. A los pies de semejante mamotreto hay una inscripción: Roma o morte, es decir, Roma o muerte. Cuando el sábado pasado mi amigo Riccardo me llevó a ver la ciudad desde el Gianicolo y me topé con estas palabras, pensé que podrían ser un buen hilo conductor para esta crónica. Hay muchas maneras de traducir una frase a otro idioma, en parte porque traducir conlleva interpretar, adaptar las palabras al aquí y ahora. Por eso, pienso que la frase Roma o morte ha resonado en mis días de varias maneras.
|
La inscripción a los pies de Garibaldi |
En primer lugar, cuando uno lee Roma o morte no puede menos que reírse y pensar en cómo les gusta el teatro a los italianos. Esto es verdad: en mis días aquí he visto esa teatralidad que me hace gracia y me atrae al mismo tiempo. Hace unos días, cuando entraba por la tarde a la biblioteca donde trabajo, Paolo el bedel, que es todo un personaje, me soltó: Bon combatimento contra il sonno!, ¡Buen combate contra el sueño! Otro día, cuando me disponía a salir de la biblioteca antes de que me dejaran encerrado en ella, me dijo, pensado que estaba haciendo el doctorado: La vita è più bella della tesi!, ¡La vida es más bella que la tesis! El teatro también se hizo presente un domingo en Ripagrande, la casa del Opus Dei a la que acudo, cuando el sacerdote Don Gianpiero empezó a dar palmadas y a golpear la mesa, pues se había ido encendiendo mientras predicaba y ya no podía contener sus brazos, tenía que golpearlos contra algo que no fueran los que estábamos en los bancos, algunos combatiendo contra el sueño. Esto sólo puede ocurrir en Italia, pensé. En el mismo lugar, Ripagrande, he conocido a Piero, que compatibiliza sus tareas como director de la casa con ocasionales escapadas a algunas plazas de la ciudad —la Piazza del Popolo y Castel Sant'Angelo, sobre todo— para tocar canciones en inglés con el ukelele, pues tiene un permiso del ayuntamiento para ello. Hace poco estuvo ensayando delante de mí la canción My Rifle, My Pony and Me, que Dean Martin canta en una escena antológica de Rio Bravo.
|
La fuente paola, también en el Gianicolo |
Roma o morte podría ser asimismo el verso de un poema. Ciertamente, los italianos son tan teatreros como poetas, e incluso la vida cotidiana en Roma parece guiada por una especie de razón poética. Me hace mucha gracia caminar por la calle y encontrarme con grafitis que dicen cosas como mi perdo nei tuoi occhi, me pierdo en tus ojos; vivere e sorridere dei guai, vive y sonríe ante los problemas o still painted on my heart!, ¡aún sigues pintado en mi corazón! En España uno encontraría cosas como "Sánchez hijo de puta", "abajo el bipedismo" y cosas peores que no diré por consideración hacia el amable lector. Pero los romanos tienen alma de poetas, y eso se manifiesta hasta en los grafitis. Esta poesía también le sale a uno al paso un día cualquiera. El sábado pasado, por ejemplo, Riccardo me invitó a comer a su casa una pasta muy rica con vino bueno, que distribuye él mismo con su pequeña empresa, y estuve hablando un poco con su madre. Resulta que ella nació en Alejandría, hija de padres europeos de aquí y de allá, y con la llegada del presidente Nasser toda la familia tuvo que salir escopetada hacia Italia. Aquello me golpeó, era la poesía convertida en realidad, pues justamente hace unas semanas había terminado una novela (muy buena, por cierto) titulada Lejos de Egipto, que cuenta una historia casi idéntica.
|
Grafitis llenos de poesía |
También podríamos traducir Roma o morte como vida o muerte, donde Roma sería lo primero, esto es, la vida. Y aquí hay mucho de verdad, al menos para mí, pues estas semanas en Roma me están sentando de maravilla, vamos; siento que Roma está resucitando al muerto que era. No quiero ponerme trágico, pero sí es verdad que llegué a Roma un poco agotado, con la cabeza para poner en remojo, después de un semestre intenso en mi Universidad y otros tantos avatares de la vida. En este sentido, doy gracias a Dios por darme esta temporada de vivir con más calma y disfrutar de encuentros con amigos, paseos, películas, comidas y lugares de gran belleza. En lo que atañe al cine, por ejemplo, hace unos días me enchufé en mi despacho de la biblioteca —algo que hago de vez en cuando, cierro las ventanas, apago la luz y... ¡acción!— una película china lenta pero muy bonita, titulada Return to Dust. Además, ayer domingo invité a mi casa a Andrés y Uxío, cinéfilos empedernidos, a hacer un cinefórum matutino con la película alemana La sala de profesores. A un buen cinefórum no le pueden faltar unas buenas cervezas frías, Peroni Gran Riserva Rossa en este caso. Otro rato de disfrutar tuvo lugar el viernes pasado, cuando terminé un capítulo más del libro que tengo entre manos, y, para celebrarlo, me fumé una pipa mientras paseaba por el Trastevere, y más tarde entré a rezar un rosario a la iglesia de Santa María Trastevere, cuyos mosaicos son de quitar el hipo.
|
Atardecer sobre Santa Maria del Trastevere |
Roma o morte puede significar, finalmente, adáptate a Roma o muere. En este sentido hago lo que puedo. Como dije en una crónica anterior, hablo el italiano como los indios, aunque cada vez más como los indios del spaghetti western. Algo he mejorado. Es cierto que los italianos son personas muy agradecidas, y a poco que hagas un esfuerzo por chapurrear dos palabras te dicen Ma il tuo italiano è molto buono! No sé si molto buono, pero ir a Misa en italiano y encontrarme rodeado de personas que sólo hablan en ese idioma, como me ocurre cuando voy a Ripagrande, me ayuda bastante. Mi temeridad con el italiano llegó a límites insospechados ayer, domingo, cuando di una charla de formación cristiana en italiano durante un pequeño retiro que hicimos en Ripagrande por la tarde. Cuando, hace unos días, Javier preguntó quién podía impartir la charla del retiro, yo empecé a rumiar en mi cabeza esta posibilidad, y, poco después, le dije que contase conmigo. He de decir que Google Traductor ha sido mi aliado, pero también la caradura y las ganas de hacer un poco de teatro. Además, cuando uno habla de teología en italiano de pronto parece que está diciendo algo molto profondo e molto fondamentale. Cuando pasen los años, me decía Javier, podrás decir que diste una charla en italiano. Quién sabe, tal vez me hagan una estatua ecuestre, como a Garibaldi, con la misma inscripción: Roma o morte!
|
Comida con Riccardo |
|
Más grafitis poéticos
|